26-10-2015

Las Naves en Tiempo Argentino

Un espacio para que los directores escriban de cine

Por Marcela Gamberini

La revista-libro Las Naves, editada por Julieta Mortatti junto con Edgardo Dieleke y Cecilia Barrionuevo, representa un espacio para que los cineastas reflexionen sobre su oficio.

El número 5 de la revista será presentado el próximo domingo 1 de noviembre en el marco de la trigésima edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

 

En estos últimos tiempos, tan vaciados de reflexiones, el mundo del cine tiene, afortunadamente, varios espacios nuevos. Uno de ellos es la revista-libro Las Naves, una publicación que desde 2013 ya lleva cinco números editados, todos y cada uno de ellos valiosos por lo que propone su contenido, por la interpelación constante al lector-espectador y por las tensiones que establece con el discurso de la crítica. Cada número hace eje en un tema disparador haciendo hablar a los cineastas de manera directa, conformando un diálogo no sólo entre ellos sino con el lector. Teniendo como origen la revista alemana Revolver y su primer número Manifiestos, y ensamblados con la editorial Tenemos las máquinas a cargo de Julieta Mortatti que junto con Cecilia Barrionuevo y Edgardo Dieleke partieron de una idea central que atraviesa todos los números y sólo escriben realizadores de cine con textos originales o que no hayan tenido antes una publicación en español y donde no intervendría la crítica. Con este eje comenzaron a trabajar en una detallada estrategia no sólo de selección de realizadores sino de circulación y de presentaciones de Las naves incluso más allá de Argentina, ya que la revista además es bilingüe.

Los temas han sido los manifiestos, los diarios, las lecciones sobre cine, las películas sin terminar y los métodos; y algunos de los cineastas convocados fueron Albertina Carri, Andrés Di Tella, Apichatpong Weerasethakul, Carlos Reygadas, El Pampero Cine, Gustavo Fontán, Lucrecia Martel, Nicolás Pereda, Nicolás Prividera, Miguel Gomes, Raya Martin, Víctor Erice, Harun Farocki y Jonas Mekas entre otros grandes nombres que hacen al cine contemporáneo. A partir de estas eclécticas e interesantes elecciones los editores explican que en general privilegian directores que trabajan con métodos o con miradas muy personales, en las que se puede ver una apuesta novedosa por la escritura cinematográfica, un trabajo con el lenguaje o con una propuesta que renueva los modos de producción.

La novedad que aporta Las Naves no es sólo de contenido sino también de diseño. Pensada en un formato de bolsillo con fotografías que permiten una lectura aireada se conforma como un objeto en el límite ambiguo entre una revista y un libro. Este formato conlleva cierta ambigüedad que les sirve a los editores para pensar la publicación no sólo como un conjunto de textos sino como un compendio de materiales donde coexisten los guiones, las cartas, las fotografías junto con las reflexiones, estos materiales conforman en su totalidad el quehacer cinematográfico. Las Naves es un proyecto editorial arriesgado que roza lo experimental y su desafío es alcanzar la mayor cantidad de público posible. Sus editores la piensan no como una clásica revista de cine sino como una colección de libros que ancla en el cine revelando su cotidianeidad, las propias visones de los directores, sus poéticas particulares; raramente los directores tienen espacios donde mostrar su escritura. A partir de esto Las Naves es además un muestreo de procesos creativos que pueden aplicarse también al arte contemporáneo en general. 

En la última edición, la quinta de esta colección, el disparador es ahondar en los métodos de los cineastas, pensar cómo se hace cine hoy en día. Los métodos son una de las tantas claves para pensar sus obras, sus modos de distribución, sus ideas sobre las películas; en definitiva esos métodos son como un tamiz que deja pasar las luces de las grandes ideas sobre el cine. Jessica Hausner, directora de Amour fou, declara que “toda película es una película de época”, para ella es fundamental la investigación previa. El contrapunto lo plantea el argentino José Campusano, quien afirma que su esquema de producción se basa en un cine comunitario donde la urgencia por filmar el presente es esencial, de ahí la clave realista que impera en su obra. Diferente es la mirada del norteamericano Sean Baker, director de Starlet, que trabaja a partir de los imaginarios del cine clásico de Hollywood. El último número de Las naves expone de manera cabal el hilo invisible que une todos los textos de la colección: la transgresión, la confrontación, la discusión y el diálogo, haciendo de la revista un organismo vivo, latente.  

Las Naves propone recuperar la sensibilidad de los grandes autores del cine actual y lo hace con pasión, con verdadero amor al cine a contrapelo de modas y tendencias, recuperando lo esencial del cine, el alma, la pluma y la palabra de sus directores. De esta manera los autores recuperan sus voces y arman un intenso juego polifónico, en el que a partir del diálogo y el contrapunto muestran uno de los estados del cine contemporáneo.