Por Florencia Ure, gerente de comunicaciones Random House.
Ficción: Los mejores días, de Magalí Etchebarne (Tenemos las Máquinas). Maneja la genialidad con una naturalidad pasmosa. Es como llenarte la boca de esos caramelitos que explotan. Un festival de fuegos artificiales en la cabeza.
No ficción: El salto de papá, de Martín Sivak (Seix Barral). Imposible anticiparse a lo que provoca cada una de sus frases. El libro te enfrenta a todo, no te deja hacer la plancha ni un minuto.
Juvenil: El libro de la oscuridad, de Philip Pullman (Roca). Dentro de la abstinencia de Harry Potter, una alegría haber dado con este libro.
Extranjero: El ferrocarril subterráneo, de Colson Whitehead (Literatura Random House) Una historia tan salvaje como luminosa.
Patricio Zunini
No ficción: Chicos de Varsovia, de Ana Wajszczuk (Planeta). En esta categoría hubo muchísimos y muy buenos libros: Olivos, de Soledad Vallejos (Aguilar), Maniobras de evasión, de Pedro Mairal (Planeta), incluso la reedición de 12 escritores norteamericanos, el primer libro de Piglia (Tenemos las máquinas). Me quedo con el de Wajszczuk por la manera en que conjuga la enorme investigación y documentación con una tensión narrativa propia de la ficción.
LOS INROCKUPTIBLES
La colección Primeros Libros de Tenemos Las Máquinas en general no falla. Hasta ahora, todos los libros publicados de autores que por primera vez dan a conocer su producción fueron aciertos, como Mamá India de Soledad Urquia. En este caso, el debut literario de Magalí Etchebarne (Buenos Aires, 1983) cosechó muchos elogios. Es que sus cuentos de mujeres tienen una extraña poesía que se cuela aquí y allá, y una serie de situaciones reconocibles que pueden alterarse y pasar del amor al espanto (hay muchos ex novios entre los personajes). También hay chicas jóvenes en estos cuentos, probándose a sí mismas en experiencias que difícilmente olviden, y una especie de melancolía genuina y existencial que resiste al paso del tiempo, y que abre sentidos en vez de clausurarlos. Intensos y sentimentales.